jueves, 11 de noviembre de 2010

Dormirse con los zapatos puestos

Y leyendo esto:

"...
Y habló una voz tenebrosa desde mí mismo: a mi caballo negro rompí la nuca en bosque nocturno, cuando la locura brotó de sus ojos purpúreos; las sombras de los olmos cayeron sobre mí, la risa azul del manantial y la negra frescurade la noche, mientras yo, un cazador desenfrenado, perseguía una presa de nieve; en pétreo infierno se abismó mi rostro (...)
Pero cuando bajaba por el rocoso sendero, me acometió la locura y grité fuerte en la noche; y cuando con dedos plateados me incliné sobre las calladas aguas, vi que mi rostro me había abandonado. Y la blanca voz me dijo ¡mátate! Gimiendo se irguió dentro de mí la sombra de un niño y me miró radiante desde sus ojos cristalinos, de modo que me desplomé llorando debajo de los árboles, de la majestuosa bóveda estrellada.
Cuando marché por el jardín crepuscular, y la negra efigie del mal se hubo apartado de mí, me abrazó la calma de jacintos de la noche; y navegué en arqueada barca sobre el estanque tranquilo, y dulce paz rozó mi frente de piedra..."


George Trakl, "Revelación y Caída"
Traducción de Rodolfo Modern


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